lunes, 16 de abril de 2012

Loco por incordiar

Si echamos una mirada a un pasado (bastante) lejano ya, nos podemos encontrar de bruces con una España completamente revolucionada en el ámbito musical. Los años de la movida nos situaban a Loquillo, Alaska, Los Ronaldos, La Polla Recors... un lujo vivir aquella época. Yo no la viví. Gracias.

Te tengo tantas cosas que decir
y tú como si no fuera contigo
la historia se repite y aún así
prometo estarte agradecido
prometo estarte agradecido.

Hace ya 27 años que el cantante de un grupo que había plantado una de las primeras semillas en el rock español sacaba su primer disco. Rosendo Mercado daba por terminado su proyecto del grupo Leño y sacaba "Loco por incordiar", un disco que continúa la senda que Leño dejó, pero plantando las bases de lo que sería una discografía de Rosendo excesivamente muy larga. 

Dejando de lado datos que ni van ni vienen, que aburren y no dicen nada, como que ninguna discográfica quería sacar un disco de Rosendo con su nombre, y la historia que siempre se cuenta sobre la creación de Leño al hablar de Rosendo, y centrándonos en el propio disco, podemos decir que se compone de 9 canciones, de las cuales un humilde servidor no sería capaz de quitar ninguna. Aunque parece un poco homogéneo (como toda la discografía de Rosendo), ese rock sucio de guitarras siendo aporreadas, de voz rota... me pone los pelos de punta.

Agradecido. ¿Qué es lo que no se ha dicho ya de esta canción? Un clásico del rock patrio. Prometo estarte agradecido.
Corazón.  Nunca me había fijado en esta canción hasta que no me puse seriamente a escuchar el disco, y, ahora, se ha convertido en una de mis favoritas. La letra, renegando de uno mismo y a la vez, vendiéndose a un corazón. Una canción de amor plena, por raro que parezca en Rosendo. A su estilo, claro que sí.
Ya hueles, corazón
búscate a otro ahora porque yo
no viviré para ti
ya no viviré para ti
que no viviré para ti. 
...y dale! Otro gran clásico. Junto con "Agradecido" y "Pan de higo", la canción que más representa la música de Rosendo. Esas rimas fáciles que esconden tanto...
 No hay porqué sacar del tiesto los pies para montar el sombrajo
No hay tiempo de contar hasta diez cuando se viene de paso

Pan de higo, cómo saltarla.  La canción que me enganchó a Rosendo, le tengo un cariño especial. Ya sabéis:
Voy a ser un poco impertinente 
y a caer un poco mal
sin faltar 
Y pasando por una enorme "Crucifixión", llegamos al fin de la noche, y con una preciosidad instrumental, Rosendo nos da las "Buenas Noches", para que durmamos, siempre que podamos, a gusto.

jueves, 12 de abril de 2012

Muerte y vida de Bobby Z


Resulta que hay veces (muy pocas) que la gente (y no todo el mundo) acierta al recomendarme libros o autores. Y resulta, que un día vino una buena amiga y me dijo no se qué de un tan Don Winslow, que seguro que me gustaría, que es de ese "rollo" que me gusta a mí. Y entonces voy y un día veo que en la biblioteca hay un par de libros suyos disponibles y yo, que siempre voy a lo grande, me cojo los dos. Se llamaban "Muerte y vida de Bobby Z" y "El invierno de Frankie Machine". Esto fue hace dos días.

Muerte y vida de Bobby Z

Y el martes me sumergí en la vida de Tim Kearny, que, por qué no decirlo, debe ser uno de los antihéroes más típicos de la literatura: ex-marine, ladrón de poca monta, fracasado, con mala suerte... una gloria de hombre, vamos.

Resulta que este chico (que de hombre tiene poco), se parece a un señor de la droga llamado Bobby Z. Y hasta aquí puedo leer, porque seguramente no te habrás leído el libro, y destripártelo (como hace la contraportada del libro) es una putada bastante gorda.

Por lo que he leído por ahí, este libro fue escrito en los viajes en metro del autor, allá por 1997, y por esas fechas, el autor se dedicaba a ser investigador privado. Curiosamente, la trama le vendría grande a cualquier investigador privado de poca monta y es que, desde la primera página, te ves sumergido en una novela de finales del siglo XX que bien podría estar situada en los años 40, con el Padrino establecido en New York, con una mujer propia de cualquier novela negra que se ha convertido en un clásico, con un protagonista del que tan pronto te descojonas como te compadeces…

Su gran punto fuerte son los personajes. Están perfectamente caracterizados y trazados. En particular, el mítico One Way, un colgado que se llama así porque se metió un viaje de LSD del que no volvió. Los malvados de la novela son auténticamente malvados, mafiosos duros sin ningún escrúpulo cuyo único fin es joder al pobre Tim, que le vienen ostias por todas partes.

En definitiva, no es una novela de diez, porque aunque es brillante, no cala en ti. Puede ser un desengrasante de lectura, es decir, esas novelitas cortas (283 páginas) que lees entre tocho y tocho y que te ayudan a desconectar. Para eso sí que tiene el 10. Y para entretenerte, hazme caso, también.

Ah, por cierto, al parecer hubo una adaptación al cine de este libro, pero por lo que he leído en Filmaffinity, no merece la pena ni mirar su portada.

Ahora empezaré “El invierno de Frankie Machine” del cual tengo muy altas expectativas, porque, sólo con estar a la altura de este magnífico Bobby Z, merecerá la pena. Ya os contaré.