domingo, 24 de junio de 2012

Opio en las nubes o el libro blanco de los bohemios

Yo pensaba que nunca leería un libro tan sumamente triste como mi preferido, Museo de Soledad, de Carlos Castán. Hace un tiempo, paseando por Huesca con aquella que ya no, me topé en la plaza del Mercado con un mercado medieval. Allí estaba mi editorial favorita, Tropo Editores. Tropo Editores es la empresa de un hombre que ama la lectura hasta tal punto que siempre que compras un libro, te regala otro, o incluso dos. Me acerqué a su puesto y le pregunté qué libro me recomendaba esta vez. Él me sonrió y me dijo: "Abre este libro por la página 90, si te gusta, te lo llevas."

"No sé cómo empezar. Te conocí en el Opium Streap Tease y me dijiste que te llamabas Harlem y también me dijiste que te gustaba el whisky, las mañanas de sol y otras tantas cosas de las que ya no me acuerdo. Yo te dije que me llamaba Gary, Gary Gilmour y que acababa de morir en la silla eléctrica y no me creíste. Pensaste que estaba loco, que tal vez había bebido demasiado y te fuiste a la pista a sacarte tus ropas, a regar un poco de sudor aquí y allá mientras tocaban Boys Don´t Cry y yo pedí una cerveza y te vi allí desde la barra y me pareció que olías un poco a boys don´t cry, un poco de mañana de miércoles y no parabas de mover tus muslos, tus ojos, tal vez mirabas hacia arriba, hacia esas luces amarillas y rojas que daban vuelta encima de tu cabeza, de tus sueños de manzanas podridas y cuando se acabó Boys Don´t Cry volviste hacia mi y nos pusimos a hablar, hablamos de todo, creo que hablé de tus cigarrillos y te pedí que me dejaras pasar la noche contigo pero tú me dijiste que qué va, que no era posible y me dieron ganas de escribir tu nombre en el cielo, cerca de las nubes, ganas de escribir tu nombre con whisky, con vodka, con cerveza, con pequeños gritos, con sudores, con orines."


Me quedé perdidamente enamorado, llámame romántico. Lo compré junto con "La noche en que Bunbury fue Elvis y Amaral le hizo los coros" llegué a casa, los dejé en la estantería y me olvidé. Un polvo de una noche, podría decirse.
La semana pasada, ordenando la estantería, lo vi. Ya no recordaba ese flechazo, y como lectura de entrelibros, lo empecé. Y me volví a enamorar.
Voy a transcribir todo un capítulo, porque creo que merece la pena el esfuerzo y creo que os convenceré para que os enamoréis conmigo.

LLUVIA TRIP TRIP TRIP

Desde que el viejo Job se murió a veces Lerner, el gato tímido, me acompaña en las noches a recorrer los techos de la ciudad. Hoy recorrimos un techo muy particular: el techo de la casa de Altagracia. Altagracia es una mujer solitaria y vive cerca del apartamento de Amarilla. Creo que nunca se ha casado. Varias noches la hemos estado observando. Es bien rara esta Altagracia. Se toma un café negro sin azucar, escucha You Shook Me All Night Long una y otra vez you shook me all night long, se fuma un cigarrillo, agarra el teléfono trip trip trip, marca un número, tira el teléfono con rabia, le escupe a las matas y yo le digo al tímido Lerner, que se caga de frío a mi lado, mierda Lerner, qué cosa tan seria de vieja y Lerner me contesta si tú lo dices viejo Pink Tomate es porque es así. 

Ocho de la noche p.m. Noche. La noche está fría. Clara. Huele a labial, a mujer rodeada de oscuridad. La noche.

Altagracia. Su camisa roja. Claro. El cielo negro. Altagracia abre las cortinas de su apartamento. En  el interior se ve una mesa con un florero. Parece que tiene invitados porque dispone todo al parecer para una comida. Mentira. Es solo un invitado porque pone los cubiertos para una persona. Lerner está que se duerme, que cosa tan seria y allá dentro Altagracia barre el apartamento con una escoba y baila You Shook Me All Night Long de aquí para allá, mierda y Lerner está que cierra los ojos y entonces le araño y le digo que se ponga mosca y Lerner me responde que está bien, que me calme. Altagracia  debe tener unos cuarenta años. Tetas más o menos. De todos modos creo que con un par de vinos la cosa mejoraría notablemente. Altagracia es de esas mujeres que hay que sumergir en el olor del alcohol, de esas mujeres que sueltan palabras llenas de sudor y desesperación, palabras en todo caso que hacen eco dentro de la confusa botella ebria de los días. Pasa una hora, tal vez una hora y media.
Allá abajo la ciudad está que bulle. Es viernes y por eso los habitantes van de un lado para otro buscando un vaso de vodka con hielo, una silla, un cigarrillo, unos labios rojos y carnosos que hablen y dejen escapar esas palabras rasgaditas, esas palabritas nocturnas que salen oliendo a whisky, a lengua seca, a humo azul, a semáforo en rojo y amarillo tú me sacudes toda la noche trip trip trip.
Ahora Altagracia pone dos platos blanquitos y limpiecitos con unas frutas. Después va a la cocina y regresa con una botella de vino. Mierda, que romanticismo. Tan idiota. Sólo faltaban las velitas para que se digan idioteces bajo la luz tenue, cosas como oye nene ven para acá me hablas cerca del corazón. Mierda, es cierto. Altagracia instala un candelabro con dos velitas. A lo mejor el hombre que venga sea sensato o vaya directo al grano y le chupe las tetas sin tanto preámbulo.Le comento a Lerner mi pensamiento y me contesta que si ú lo dices es porque es así Pink Tomate. Mierda, qué cosa tan seria con Lerner. Siempre me da la razón. A veces pienso que es perro y no gato trip trip trip. Ahora si, comienza la acción. Ding-dong. Suena el timbre. Un hombre llega. Un beso en la boca. Ding-Dong. Dientes. Lengua. Ocho de la tarde. Ding-dong. Una erección. Una teta, una nalga, una noche, una botella una desesperación. Ding-dong. La lengua. Las babas. Las manos. El olor a whisky y a sangre. El hombre le mete toda la lengua a Altagracia y con una mano le acaricia las nalgas más o menos de ella. Altagracia le hace seguir, cierra la puerta y se abre un botón de la camisa. El hombre se sienta en el sofá y enciende un cigarrillo y le dice que ella es como un diamante loco en la mitad de la noche y entonces Altagracia le responde tranquilo muñeco no es para tanto. Mierda, que cosa tan tenaz de frase, trip trip trip. Comen despacio, sin afán. El hombre le mira a los ojos. Altagracia mira su plato y a veces levanta la mirada El hombre le levanta la falda por debajo de la mesa con su zapato y entonces le digo a Lerner, oye, gato güevón, pon atención y Lerner me responde claro Pink, voy a poner atención. El diamante loco. Las piernas. El sudor. Las babas. Un beso. Mi amor. Mi muñeca. Mi diamante loco. El zapato penetra la zona oscura de Altagracia trip trip trip, qué diamante tan loco tienes allí dentro Altagracia y qué vaina para la mierda puta comida, qué cosa tan seria. El hombre se para, se abre la camisa, lanza para la mierda los platos y el candelabro, agarra a Altagracia, le abre la camisa, le coge las tetas, la pone encima de la mesa con violencia y le coge las nalgas, eso es, así se procede, le chupa las tetas y Altagracia le dice así muñeco, así muñeco y el tipo se ahoga en los sudores reprimidos de aquella mujer llena de diamantes locos por todo el cuerpo así muñeco, asi trip trip trip. Mi diamante loco. Las babas. Las piernas. El sudor. La muñeca. El muñeco. La noche.
Ahora se hallan sobre la mesa, sobre el mantel. Altagracia se incorpora. El hombre enciende un cigarrillo y mira hacia el techo. Expulsa el humo lentamente sin afán y tal vez sueña con esas nalgas llenas de diamantes rojos y locos tomates. Mierda, que cosa tan seria trip trip trip. Ojo. Altagracia se acerca por detrás. En su mano tiene una pistola. Muñeco así es como se hacen las cosas, dice. Pum. Pum. Scratch. Zas. Ugh. Dos disparos cerca del corazón. Puta mierda, trip trip trip. El hombre muere con una sonrisa en los labios. Le dije a Lerner que ese hombre tal vez murió pensando algo así como muñeca qué diamantes tan asesinos tienes en mitad del cuerpo y entonces Lerner me responde puta mierda Pink, qué sabio eres y yo le digo que es a causa de los tomates, el whisky, la soledad, la desolación, y todos esos techos jodidos por la lluvia trip trip trip. Altagracia mueve al hombre y lo lleva al sofá. Después lo viste y le limpia la sangre. Cuando ya parece estar listo, quita el mantel de la mesa y mierda, aparece debajo un féretro negro que brilla bajo la luz pestilente de los bombillos. Altagracia abre el féretro y mete allí al hombre y vuelve y pone el mantel, las velitas maricas y los platos y luego coge y marca un número telefónico y dice aquí te espero muñeco, no tardes mucho. Cuelga y entonces le digo a Lerner qué cosa tan rara de mujer y Lerner me respone que si yo lo digo es porque es así. Seguimos nuestro camino y nos vamos a otro techo. Diez de la noce. Viernes.
Lluvia trip lluvia trip lluvia trip trip trip. El diamante loco de la noche. La noche. El sudor. Trip trip trip. La muerte. La lluvia.

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